CUANDO LA MAQUINA ANULA AL SER HUMANO
Este título tiene relación a un hecho que me ha ocurrido hace un rato en SUPERCOR SA de Torre del Mar y que paso a detallar.
Antes de llegar al supermercado citado pasé por el cajero del banco donde soy cliente, intenté sacar una cantidad que era múltiplo de 20, pero el cajero me indicó que no disponía de billetes de ese importe, por lo que dispuse de 50 euros que me dispensó en un único billete.
Ya en el Supercor me dispongo a comprar lo que necesitaba, que por cierto era un gasto pequeño que ascendía a 11,23 eur. Al llegar a la caja pago con el billete que me había dispensado el cajero, y la señora que atendía la caja, de forma muy educada y cortés, me indica que el billete no lo reconoce la máquina que tiene detectora, agregando que “el billete está bien, aunque algo arrugado”. Le pregunto qué podemos hacer en este caso, a lo que me responde que las instrucciones que tiene son de no atender la compra, todo esto de muy buenas maneras y profesionalidad.
Yo entiendo la situación en que se encuentra la cajera, y sé que nada puede hacer en este momento, por lo que le pido que avise a un responsable para buscar una solución a la incidencia. Llegado el apoderado e informado del asunto que nos ocupa, me manifiesta que nada puede hacer, que son instrucciones que tienen y han de atenerse a ellas.
Ante las pocas salidas que me da el responsable le pido me dé una hoja de reclamaciones, lo que hace sin demora y sin ningún comentario.
Aquí termina la incidencia y viene a cuento el título de este comentario: “Cuando la máquina anula al humano”. Sé por experiencia que las normas hay que cumplirlas, pero no son dictados inamovibles, y menos en cuanto a cuestiones técnicas se refieren. Veamos, yo soy cliente habitual de supermercado, y seguiré siéndolo a pesar de lo contado, ¿no podría el apoderado haber asumido alguna iniciativa que salvara la “norma”?… Hay lápices y luces ultravioletas que detectan irregularidades en los billetes y que no están sujetas al resultado de una máquina. Pero lo que es más importante, una visualización detenida del papel nos dice, con muy pocas dudas, si el billete es o no de curso legal. Sólo un mínimo de iniciativa, o una ligera trasgresión de la norma, por parte del responsable hubieran hecho notar que mi fidelidad como cliente no está sujeta al veredicto de una máquina.
Como curiosidad se adjunta imagen del billete origen de la incidencia.